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Comentarios críticos y poemas

selección transcrita por Laura Rosales

CÁRCEL – LA ROTUNDA 

Comentario en el que se propone una historia de la cárcel La Rotunda a través de la literatura escrita desde ella o a partir de ella. Algunos ejemplos insignes de escritores que tienen una importante producción literaria al respecto son: Gustavo Potentini, Racmonde, Job Pim, Andrés Eloy Blanco, José Rafael Pocaterra.

ABREU

Comentario que reseña el encarcelamiento, en diversas ocasiones y por diversos motivos, de José Vicente Abreu por el Cuartel San Carlos. Se hace un seguimiento por fechas –de traslados, encarcelamiento, liberaciones– y se relacionan con algunos poemas que revelan obsesiones o temores. Se reconoce la influencia de Nazim Hikmet en Abreu.

MANIFIESTO – CÁRCEL

Comentario que propone el recuento de algunos poemarios, entre ellos Manifiesto de Guasina por José Vicente Abreu o Profecía del hombre de Bracho Sierra, y analiza las alusiones que estos poemarios exponen más allá de su momento histórico particular.

ARRÁIZ, Antonio. ESQUINA DE JESÚS 

Comentario que reseña y cita brevemente el poema “La Esquina de Jesús” de Antonio Arráiz. Desde el cual se refiere a esta esquina como un despliegue del espíritu citadino y agitado característico de esa zona popular.

EL RELOJ DE SAN JACINTO 

Comentario que pretende dar cuenta del Reloj de San Jacinto como un símbolo importante de la ciudad. Se refiere al poema “Cartones de antaño” de Gustavo Parodi en el cual el Reloj funge como testigo de grandes hechos históricos. Se menciona que Job Pim y Pedro Sotillo tratan al Mercado contiguo al Reloj en otros poemas.

TRANVÍAS 

Comentario que explora la representación en poesía de distintos medios de transporte, específicamente el tranvía. Se refiere a poemas de Job Pim y Aquiles Nazoa.

LOS NEGROIDES Y EL JAZZ 

Comentario que reseña la aparición de distintos géneros musicales en la vida caraqueña de principios de siglo XX. Incluye los géneros y bailes negroides como el jazz o la rumba, así como el pasodoble y el tango. Se apoya en poemas de Job Pim.

MÚSICA

Comentario que enfatiza cómo la historia menuda de Caracas se encuentra en Job Pim. Refiere la historia del tango que sonó en la ciudad.

MÚSICA 

Comentario que pone de manifiesto la influencia de la música francesa en Caracas.

Selección de poemas extraídos de diversos medios por Jesús Sanoja Hernández.

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CáRCEL

CÁRCEL -LA ROTUNDA

Una historia de Caracas sin La  Rotunda, es historia escamoteada. Casi un siglo de tensa vida caraqueña se concentra en esa cárcel panóptica erigida bajo los Monagas. Quien pasará por ella, y no hubo quien no pasara, dejaba sus huellas punto. Epigramática en el verso chispeante de Potentini, dolorosa en el Racmande [Así escrito, no se entiende, Hallar referencia] postero, grave en el humorismo amargo de Job Pimentel, de viril tristeza en el Pocaterra del año 19, a veces irónica y a veces de sedimentada melancolía en Andrés Eloy, romántica en Pompa. No hubo literatura que no se hiciera en La Rotunda, sobre La Rotunda, a propósito de La Rotunda. La prosa inflamada de pavor de Juan Vicente González alterna con las entrevistas secretas de Crespo, narradas por González Guzmán. La gacetilla periodística o los temas de historia se recogen las fugas frustradas, que terminaron en la muerte de presos políticos. Las partidas de dominó, los cálculos sobre inexistentes revoluciones triunfantes, las alegrías, están en los folletos y libros de Illaramendy, Trujillo, Porras. Desde las “Memorias” de Pocaterra hasta las novelas               [Este espacio se encuentra en el texto. Parece aludir a algo que falta por decir], hacen de La Rotunda un centro palpitante. Y la poesía desde luego, como queda dicho.

. . . .

La serie de poemas escritos en La Rotunda sobrepasa a los diez: “La bordadora”, “El canto de los nuevos”, “Brindis de año nuevo”, “pasa su avión”, “Frente a la esfinge”, “Hierro dulce”, “Sursum”, “Se está muriendo mi vecino”, “tercera época”, “coloquio de perros”, “Día del Carmen”.

Entre esos poemas destacan dos con temple de resignación y muerte, sin imprecaciones, reclamos o ironías. El humorista que había en Job Pim doblo su talla  en estos instantes, y nos dío casi una elegía en su canto, sensorial, visto y oído al momento en que se produce, sobre Pedro Manuel Ruiz, o en los octosílabos de “Hierro dulce”, con su cristiana fuerza de aceptación, con su pureza de sofoco, sin senequismos ni martirios.

La agonía de Pedro Manuel Ruiz está contada por Pocaterra y por Porras, en aquél,  con el tremendo ajuste de cuentas carcelario, donde cada presos se le cobra su pasado y el momento de vacilación o el enojo, para después perdonarlo ante el borde de la muerte o en el momento de la prueba común; y en el otro, son un trazo…

La descripción poética de Pimentel es más matizada y dolorosa, sin que produzca indignación.

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ABREU

CÁRCEL

Es su destrucción “hasta la última célula”, y a otra, nuevamente en el ojo (“he pes nad/ arrancar e/ ese ono de cuajo/) [Hallar referencia fragmento incomprensible], hasta que al fin remata la serie de la jornada con una exhortación a los “críticos de sus versos”

En mi celda

encontrarán

todas las explicaciones

que quieran

El 30 de noviembre y más tarde, todo diciembre, Abreu el escribe en el Cuartel mientras la ciudad es una paila del infierno o un boceto de la violencia. Las ametralladoras, los asaltos, la tortura, las manifestaciones disueltas, todo eso que pasa por la poesía de Ovalles, Aray, Calcaño, Crespo, en una u otra forma, están allí, apenas se traspasa el patio del Cuartel San Carlos, donde los tanques de guerra vigilan callados jardines. Abreu cambia el motivo de su obsesión; seguramente el ojo ya ha mejorado. Vuelve el ansia de libertad y el combate contra la hostigante monotonía. Entonces entra por su mirada un mundo de cosas fijas, inmóviles, de soldados bostezantes, de sueño suspendido en medio del tiempo. Alguna alusión al Ministro de Defensa y a un Mayor del Ejército, no muy logradas, calificativas.

El 12 de diciembre, añora los pájaros de la infancia, pero

Yo no sé

nada de ángeles,

mil  veces / he contado

una a una las vidas

de este techo

y tampoco puedo

darme el lujo

de inventar

la dulzura de los cielos.

Esta nueva fijación (el techo, la mirada que no llega al cielo) reaparece el 25 de enero, cuando observa que nada hay arriba en el techo, que no sea la huella de la mirada que dejó otro preso. Y por fin sale de aquí. Ha sido trasladado (junio del 63) para el Hospital Central de la FF. AA. NN. Lo visita un psiquiatra: las enfermedades del preso son de cuidado. Odian mucho, o aman mucho. Se apegan. Claustrofobia. Estados repentinos de nostalgia. Desesperación. El doctor lo deja pensando después de la entrevista:

Me hizo pensar el doctor:

¿qué dirán

mis camaradas

si no vuelvo?

Es una pregunta entre muchas, pero una pregunta dolorosa. Un día después (11 de junio) alude al incendio de la “Good Year”, uno de los puntos de referencia en la gran historia de la violencia caraqueña. ¡El fuego!, y en él arde también, como  una insistencia que podría ser estudiada en Bachelard.

Lamentablemente las asociaciones volcánicas, ígneas, adquieren una dependencia de valores políticos y frases con tendencia a la proclama. Es el mismo defecto dio tras de sus poesías con una declarada influencia de Nazim Hikmet, en 1962 un luchador político recorrió varias cárceles de Venezuela. José Vicente Abreu, quien también había estado preso en la época de Pérez Jiménez e incluso había sido testigo de la cita funesta de Guasina, la isla del Diablo, participó en 1922 en el levantamiento de Carúpano. Por esa complicidad fue trasladado a Ciudad Bolívar, a la Cárcel Nueva, y allí convivió con sus antiguos carceleros de 1954. Como antes (de allí salió el “Manifiesto de Guasina”) Abreu tornó  a la poesía, pero esta vez incluido por Hikmet. Y la tarea de darse en breves impresiones, con exaltación del valor humano y a través de imágenes obsesivas de enclaustrado, continuó en el Cuartel San Carlos de Caracas, en octubre del mismo año y noviembre. Algunos de sus poemas fueron publicados por la “Semana de El Venezolano”, pero otros permanecieron ocultos, guardados, y resistieron las jugadas del tiempo. Al regreso de Abreu del exterior, después de un destierro elegante, ha puesto a nuestra disposición aquellos productos del naufragio.

Dijimos algo de imágenes obsesivas y justamente obsesión  es lo que caracteriza a esta poesía de Abreu escrita en el San Carlos o en el Hospital Militar: la obsesión de verse libre y el miedo terrible a un enclaustramiento interminable. La obsesión de los carceleros. La obsesión de verdugos con foras [Será formas??] animales. La obsesión de perder un ojo. La obsesión de quien ya estuvo cinco años preso y podía pasar diez más por segunda vez.

Son poemas sin título, como anhelando así obsesivamente libertad. El mentira de octubre le pide a su esposa:

Dame la mano

entre las rejas

como un pájaro

vivo.

El 20 de noviembre:

Escribo a muerte

porque lucho a muerte,

nunca me han dado

ni un segundo

de tregua

El 27 de noviembre:

Mi a ojo derecho.

vida mía,

que nada sabe

de política,

que muy poco ha disparado,

comenzaron a arrancármelo

con un clavo torturadores del pasado.

Y el mismo día:

Y me  pregunto también

¿qué le importa

a los gusanos

comerse un ojo mío

y hasta un poco

de carne.

Y el mismo día, a otra hora, insiste sobre el ojo, y a otra [Parece faltar la página siguiente]

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MANIFIESTO- CÁRCEL

Si Nicolás Guillén elogió desde El Nacional el poemario “Manifiesto de Guasina”, escrito por José Vicente Abreu en la cárcel de Ciudad Bolívar como recuento de experiencias en un campo de concentración, Luis Alberto Sánchez prólogo algunas alabanzas a la Profecía del Hombre, editado en Caracas en 1958 y cuyo autor había estado preso en la Cárcel de El Obispo, cerca del popular barrio El Guarataro (Martiniano B. Serra. P del H Caracas. Edi. Cuatro Muros. Edit. Arte. 1958, sp). En ambas reseñas se nota una especie de parcialización política y un rebajamiento del análisis literario, no obstante señala con sumo cuidado Sánchez como el alejandrino de Bracho Sierra “a ratos peca de deficitario” (los poemas de Bracho Sierra, nota incluida en Humana Heredad, BPV. Lit y Tip Vargas. 1964. Pág. 98)

Profecía del Hombre aparece como escrito en El Obispo, finalizado en diciembre de 1956. En esa prisión pasó Bracho Sierra unos dieciocho meses, y de la naturaleza del sufrimiento que en ella se experimenta, así de las (ilegible) [Texto a mano ilegible] de humanidad, se fue sacando la idea de que el poemario era un “canto de sabor evangélico” que se apresaba a través de un lenguaje bíblico. Por motivos más o menos parecidos, excluidos de la circunstancia carcelaria, se había afirmado lo mismo de la poesía de Juan Manuel González. Estas apreciaciones, son discutibles, porque lo bíblico no brota de una idea preconcebida del hombre o de su misión en la tierra, ni dio un léxico que escoja las palabras utilizadas en el Nuevo Testamento. Está claro que si un poemario si inicia con un epígrafe del sermón de la montaña (Bienaventurados los que sufren persecución…) y si escoge vocablos como “ovejas”, “huerto”, “cordero”, “luz”, y si insisten en hablar de los hombres como “hermanos”, no resulta difícil (ilegible) [Texto a mano] calificarlo de bíblico. Pero así como no es literatura proletaria aquella que menciona hoz, martillo, revolución, y señale el porvenir con una empresa de la clase obrera, así no siempre es biblia aquellos que hable de El hombre y Amor.

Como testamento carcelario, el libro de Martiniano Bracho es conceptual, no referencial, puro reflejo de una situación en que el acoso y el sufrimiento [Se encuentra tachado y sustituido por una palabra escrita a mano ilegible]dieron oportunidad para desarrollar una idea acerca de la presencia del hombre en la tierra. Caracas no es en él una vivencia. El cerro de El Obispo sí fue algo: el centro originario de una poética de esperanza, de una fe en la redención y lo iluminado. (Las parcelas de la realidad….) [Texto a mano no legible]

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LUGARES

ARRÁIZ, Antonio

ESQUINA DE JESÚS

En el período de gloría de la Parroquia San Juan, escribió Arráiz su poema “La Esquina de Jesús”, magnificación de la esquina popular en donde se concentró el espíritu de la ciudad, una ciudad todavía no extendida al Este, escasamente urbanizada. La esquina parecía ser el punto de más agitada ciudad, de una parroquia que vivió por la agitación. Con el concepto plebeyo, anti-aristocrático, de fuerza muscular, de deportivismo y maquinaria, de suciedades y confusión que Arráiz expreso en toda su poesía, Arráiz dibujo en su poema (180) la calle de los buses, los claxons, los vendedores de periódicos, el charco, los camiones, y sobre por este boceto raído y popular a cualquier viñeta de casa colonial o de parroquia goda. (Texto ilegible) [Inclusión el texto hecha a mano]

Cambio, sí quieren, las hojas lanceoladas

y los faroles de la Plaza Bolívar

por un puñado de barro en la esquina de Jesús

 

Doy, sí me lo aceptan,

el ojo de orgullo de la ciudad,

el piso de sonrisas del Pasaje Ramella.

(Texto ilegible) [Textos escrito a  mano]

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EL RELOJ DE SAN JACINTO

Siglo y medio, ni un año menos ni años más, el reloj solar de San Jacinto estuvo en la plaza sucesivamente conocida como de San Jacinto, de "El Venezolano" y del Mercado. De misterioso origen, a Humboldt se le ha atribuido la idea matriz, el diseño, cuando estuvo en Caracas y dibujó para [Junto a esta palabra comentario anexo escrito a mano] Vicente Ibarra, en cuya hacienda paseó en momentos de honda meditación. El reloj, desmontado en 1953, cuando la piqueta llegó al Mer­cado Principal para dar paso a proyectos urbanísticos incumplidos, volvió a su sitio con motivo del cuatricentenario de la ciudad, ahora testigo de una plaza remodelada, con casas de fachadas blancas, al lado de un estacionamiento de automóviles, pero que no tiene ya la alegría de los an­tiguos tiempos [Sobre esta línea texto a mano incorporado] ni representa el corazón de la urbe. El reloj pasa apenas como una curiosidad para los niños y son muy pocos los caraqueños que ven él un símbolo, como antes, de nuestra historia.

En uno de sus "Cartones de antaño” ("Fantoches". Año II. N° 46 13 de mayo de 1024) [Hallar referencia] Gustavo Parodi imagina a las figuras del Licenciado Sanz, con sus quevedos, mirando el reloj en las horas decisivas para la Patria, o a las bellas Aristiguieta o a las gráciles muñecas de Tovar", viendo la acida [Incorporación de una A escrita a mano. Es realmente ácida?] del rayo, [Sobre esta (,) se incorpora palabra a mano ilegible (será SE?)] la sombra sobre la piedra redonda, a la salida del templo de San Jacinto. Más acá sitúa [Sobre esta palabra texto escrito a mano ilegible] al reloj, vigilante ante el paso de los sucesos, sea la guerra de independencia, la dictadura pecista o el caciquismo azul, o la púrpura derramada por el godismo en 58. Cargada [Sobre esta palabra corrección a mano ilegible] de crónica prosaica continúa Parodi

En ti ha vivido aquella melancólica época

de libertades únicas, de fanfarria y tambor,

cuando don Juan Vicente González esculpía

con tinta de su estirpe la espada de Falcón.

Todo cuanto de ilustre hubo en la villa hidalga

-¡Ilustre Americano! -- y lustre de mercader,

te consultó a la hora propicia "al cuartelazo"

o al sigiloso encanto de la emoción que fue [Hallar referencia]

Como era 1944 [Sobre esto corrección hecha a mano ilegible], Parodi compara este reloj solar que inundó [Sobre este texto hay una marcación, un círculo] la ciudaddel diecinueve, con el de esos días (ilegible) [Texto a mano ilegible] centro de la grita [Corrección a mano ilegible] en el Mercado Principalvenido a menos por la influencia de los relojes de pulseras, "asaztutankaménicos", y luce abandonado en "actitud de fakir" como ejemplo deun pueblo, que a falta de batallas y gestos aplaude al libelos Samanesy ese amigo de Strich [A que se refiere. Hallar referencia]. Y si no se valorase poéticamente la crónicade Parodi quedaría sin [Eliminado por sintaxis] tendría ella el mérito menor de haber situadocumplidamente la hora que se vivía en 1924, ahogado el país por la dictadura,y lanzado el pueblo a no otra cosa que al béisbol y a las cervecerías. Enlas misma página de "Fantoches", como poniéndole marco a esta imagen, sepublicaba el foz [Corregido a mano ilegible] -Shimmy "Good Year" de Francisco Lagonell, dedicado a"los distribuidores” y proliferaban los avisos de Chesterfield. La década del 20, con sus transformaciones, estaba anunciando una Caracas donde elreloj solar ni siquiera [Corrección hecha a mano, ilegible] tendría el valor de una reliquia.

En soneto (“Reloj de San Jacinto” Poemas Coloniales. C. Imp. Uni. P.32) [Hallar referencia] otro poeta se refiere, en forma parecida a la de Parodi al reloj solar. Surge la figura del fraile asceta y de una “lánguida Aristiguieta”, y el reloj es síntesis de un pasado resumido en “Confituras monjiles de los bautizos” y “en el bíblico espanto del terremoto”. No el reloj, sino el Mercado de San Jacinto es el tema tratado por Job Pim (Campaña contra el Mercado, P. 292) y en él apoya la campaña contra el sitio, por considerar al edificio “maloliente y lúgubre”, selva de báculos, deposito de miasmas, todos ellos insultos inmerecidos si se comparase lo que era nuestro Mercado entonces con lo que para la épica el de La Mercerd [Hallar referencia, a qué lugar se refiere?] o Lagunillas en México. Pedro Sotillo, tiempo atrás, había sido mucho más comprensivo e incluso exaltó al  mercado en toda la belleza de su variedad.

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TRANVÍAS

Tranvías y autobuses, automóviles, aviones, todos los medios de transporte han sido motivo de la poesía en Caracas. El tranvía fue fundamentalmente motivo para la poesía festiva, humorística, con intenciones evocativas en algunos casos, e igual el autobús, de cuya novedad se hizo el elogio y la condena alterna­tivamente. El auto y el avión, en cambio, constituyen motivo de la vanguardia literaria que vio en ellos dos prodigios simbólicos del futuro y un expediente para nutrirse de metaforismo maquinístico, deportivo, ágil. Job Pim es en ma­teria de tranvías y autobuses tan inevitable como Aquiles Nazoa. En "Tranvía de Catia" (334) da cuenta de la inauguración de esa línea hacia el oeste y de los refranes que fueron surgiendo, cargados de argot, con tal suceso; en "El tranvía de La Pastora" narra a la manera chusca un viaje en un "carro de esa línea, describe a los pasajeros, critica las incomodidades y sorpresas, y va pintando vivamente el paso por la esquina de Guanábano, por la de Jesuitas, por la de la Torre; en "Paladines del Tranvía" responde al se­ñor Urbano Rueda, que en El Heraldo había expuesto su preferencia por los tranvías, pues los autobuses eran "trementes aparatos"; en "Del tran­vía ya también denigro"  (336) , confía nuevamente su amor por los viajes en tranvías, pero esta vez señala que en la línea de El Valle hubo descarrilamiento a la altura de La Bandera; en "Contratiempos de un viaje en tran­vía" (336) acentúa sus observaciones satíricas ; en "Elogio del tranvía" (338) y en "Nuevo elogio del tranvía" retorna a su amoroso trato y lo ca­lifica de "tren de la democracia", "vinculo de la hermandad" y destaca la rapidez con ahora cubre la distancias:

Ya del Puente de Hierro hasta la Plaza no gasta media hora sobrancera; diez minutos le bastan ¡ diez minutos ! y algunas veces hasta en ocho llega, como si se empeñara en demostrarnos que sí es verdad que tiene el alma eléctrica, cosa de que dudaba la implacable ironía caraqueña.

¿Qué le pasa al tranvía?

¿Qué rara vitamina lo alimenta,

¿Es que por asombrosa aplicación de un ultra vorofonico [Hallar referencia, así se encuentra en el texto] sistema, glándulas de automóvil o de ferrocarril le injertan,

. . . .

¿Y para qué seguir citando a Job Pim, que en esta materia no dejó resquicio posible?

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MÚSICA

LOS NEGROIDES Y EL JAZZ

Más tardíos que el pasodoble y el tango, fueron los "bailes negroides” y el jazz cuya plenitud se sitúa entre las décadas del 20 y del 30.

En uno de sus poemas) De la “Cuadrilla a la rumba” confiesa que es del tiempo de valse y la cuadrilla y reelabora la historia de los bailes que sucesivamente se fueron apoderando de Caracas. Cuenta que para bailar "cuadrilla y lanceros" tan sólo tocábanse la manos damas y caballeros y que en los valses dánzate y su pareja se separaban unos quince o veinte centímetros.

Luego empezó a infiltrase el pasodoble,

que fue muy combatido como innoble,

porque hasta entonces sólo se bailara

en el Puente de Hierro

y que significó la muerte de la cuadrilla pero que trajo algo en se bailado con desenfado. Y

Rodó en seguida el valse, sin puntilla,

como había rodado la cuadrilla,

danzas que habían sido de alto rango,

y sobre cuya tumba

se entronizaron el gimiente tango

y la lúbrica rumba.

La actitud de Job Pim ante "bailes negroides" como la rumba es un poco crítica y hace notar cómo habiendo sido "plebeyo" el pasodoble resulta ahora, entre aquellos, viril y noble. Fue el jazz tuvo una [Palabra escrita a mano ilegible] actitud más hostil y cuando se supo por los cables que en Paraíso estaba "prácticamente derrotado el tango" no pudo menos que alegrarse y de paso anhelar que también fuese derrotado "Buchipluma" y "Capullito de alelí", las dos piezas que estaba entonces de moda. Job Pim, con un pasadismo [Asi en el texto] inocente, creía todavía en la resurrección del valse, no obstante que para la épica de este poema ya en Venezuela, en Caracas especialmente. el ambiente desenfrenado y moderno estaba tomando cuerpo.

 

Y como el valse, pura melodía,

no puedo estar en paz

con el bulloso jazz,

el jazz se encuentra agónico hoy en día

Yo en el alma me alegro

al ver que el armonioso valse tumba

al fox, al shimmy, al tango y a la rumba,

y a tanto baile negro

que hace tiempo en los tímpanos nos zumba.

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MÚSICA

En Job Pim se halla la historia de Caracas en todas sus menudencias y azares. Es, en la década del 10, quien recoge humorísticamente la entrada del tango argentino, lanzado desde París, y cuya introducción oficial se hizo en el Teatro Municipal; en ese poema (¡Lo que hemos avanzado! 0C 451-452), consigna como antes los prejuicios trataron de detener la novedad, que era el paso-doble, o las deformaciones de la polka, bailada como si se caminara, y cómo después el paso doble reentró bajo el nombre de "two-step". El nacimiento y asenso del tango es unos capítulos más fasinantes en la historia de la música como ha quedado demostrado por los estudios de Martinez Estrada y ... en el "problema del día"  ( OC 452) registra la condena del Papa Pio X y la posible muerte del tango y el renacimiento de La Furlana, pero antes que nada interesa la mención que hace de la aparición del joropo (al que en Francia llamaron jauropo) A los quince años de vigencia el tango escribe el soneto "Lo que no pasa"

Cursi, llorón, estúpido, nocivo,

desvirilizadora, aleve droga,

tres lustros hace que se puso en boga,

y todavía el pícaro está vivo

Cuya tesis es la de que cada año se anuncia la muerte del tango, y cada año resurge.

En otro poema humorístico, (Sigue el tango argentino, 0C 452-453) vuelve a contar la historia, ahora aumentada y con más salero, de la prohibición papal y de la del rey de los bigotes y de Prusia, comenta la condena de un arzobispo venezolano, que lo tachó de "inmoral, y los recursos de que se valió la gente para bailarlo, designándolo con el nombre de danza moderna: Y en algún sitio dice"

¿por qué su Señoría no ha prohibido y relegado al tango

otras danzas análogas al tango, junto a las que ésta es una inocente broma y que, de conocerlas en Sodoma, no se hubiera salvado el mismo Lot, como son por ejemplo el Turkey trot, la famosa Matchicha brasileña , y muchas más de las que no hará reseña?

(VER LOS ARTICULOS DEL 27 -29, el argot, etcétera)

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MÚSICA

En 1927 está de moda Y ESTE DE CARACAS [Así en el texto], one step de Carlos Bonnet [Músico, compositor, militar venezolano. (1892-1983)] y Pako Betancourt, que es respuesta a “C’est Paris” [Posiblemente se refiera a la canción compuesta por José Padilla “Ça c’est Paris”, más conocida como “La Marsellesa de los parisinos”]. Años después el chanshonnier francés Max Blot compuso “Sous le pont de Paris “sur l’ai de la chanson populaire francais: sous les ponts de Paris. Está, recurrente, casi inmortal, nuevamente el tango en primera fila. La Poesía de segundo orden empieza a ser préstamos a los valses, los pasodobles y en un momento se confunden las intenciones de poetizar a Caracas con una letra de música popular: entre “Besos y Cerezas” y a “Caracas” canción de moda en el que al lado del “Ávila frondoso” se mencionan a las “dulces mujeres” y los “hechizos sin par” de la ciudad, hay el mismo aire de familia que entre ambas y algunos poemas melosos, de arrastrada sentimentalismo y de embelesado paisajismo. La vanguardia precisamente va a reaccionar contra esa sensiblería ya monótona, degradada en las páginas de los diarios, y sin tomar mucho del calor tanguero, en que los vocablos como “gil” [Adj. Argentino: Dicho de una persona simple], “otario” [Adjetivo argentino: Tonto, necio], “puitú”, “bacan”, amenazaban con estropear la falsa pureza del idioma, se adentra en los dominios del “jazz” y de los desplantes verbales para liberar a la poesía del confusionismo en que se abatía. 

(1938) [Fecha escrita a mano]

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poemas
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